jueves, 28 de octubre de 2010

Con forma de corazón




Hay personas que llevan su corazón desnudo, así como está, expuesto al latido de la vida.

Otras en cambio, llevan su corazón en un cofre, cerrado y a oscuras como si fuera una puerta por la cual puede entrar solo el dolor y que por algún motivo del pasado permanece cerrada. Algunas otras personas guardan su corazón en una caja de cristal, de paredes muy delgadas, tanto que al menor contacto se rompen dejando su interior al descubierto y así, descubierto, puede ser también su interior; entonces la caja de cristal vuelve a su reparo cerrando una especie de círculo.

Lo cierto es que son formas diferentes, donde ninguna vale mas que la otra. Pero si lo que vale es el amor, si a través del amor podemos realmente sentir, crecer o soñar; entonces una de las formas da un paso adelante.

Las formas. Siempre hay formas, de decir, de sentir, de ser, para todo hay mas de una forma. Todas a la vista, disponibles para que cada uno haga su elección y esta elección, para que en lugar de marchitarse florezca, debe venir desde el corazón, de ningún otro lado.