martes, 7 de julio de 2009

miércoles, 1 de julio de 2009

El Amor por: La Ciencia

Puede sonar poco romántico, pero desde que la ciencia comprobó, hace poco más de una década, que el amor era producto de un proceso bioquímico y no del flechazo mágico de Cupido, diversas investigaciones han buscado desentrañar las complejas patologías que pueden convertir el amor en un infierno.

Leyla Ramírez La Nación


Como bien dijera el comediógrafo griego Antífanes el siglo IV. A.C: “Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado”.

Y es que la sensación de mariposas en el estómago, la desconcentración, la euforia, los latidos acelerados, la sudoración en las manos y los actos y sentimientos irracionales son síntomas inequívocos de un sólo mal: el amor.

Lo que nunca imaginó el dramaturgo es que ese territorio que fue por siglos dominio exclusivo de poetas y artistas y por ende, un tema despreciado por la ciencia, ahora es uno más de sus objetos de estudio. No sólo por la evidencia de que es un proceso bioquímico que genera desde sensaciones físicas intensas hasta distorsión de la realidad, sino también por las numerosas patologías que pueden convertir al amor en una verdadera pesadilla.

Muchos científicos comparan los síntomas del estado de enamoramiento con el cuadro siquiátrico denominado “desorden obsesivo compulsivo” (DOC), pues en ambos casos los procesos bioquímicos que ocurren en el organismo son similares.

Así lo comprobó un estudio realizado por la psiquiatra de la Universidad de Pisa en Italia Donatella Marazzitti, que indica que la serotonina- neurotransmisor que actúa como sedante en el cerebro- presenta niveles significativamente bajos en la fase más intensa del enamoramiento, lo que explicaría las reacciones ansiosas y agresivas del enamorado, que son equivalentes, en términos bioquímicos, a las de pacientes que presentan DOC.

Esto no significa que el amor sea considerado una enfermedad, pero sí que posee, especialmente en su primera fase, características similares a algunos trastornos sicológicos. Así lo explica la sicóloga del Sernam metropolitano y terapeuta familiar, Elena Andrade.

“En las primeras fases del enamoramiento la persona se encapsula. Adapta las características del otro a su ideal para que cumpla con sus necesidades. Así mismo resta importancia a aquellas que no le sirven”, dice la experta, quien aclara que esta distorsión de la realidad es normal en los enamorados, pero que podría convertirse en patología si se transforma en algo permanente.

Cuando un ser humano se enamora, su cerebro libera feniletilamina, sustancia que aumenta la energía física y la lucidez mental. Ante la desilusión, el nivel de feniletilamina se derrumba, y el cuerpo experimenta la sensación de depresión y tristeza. En términos sicológicos, este mal provoca un verdadero duelo en la persona, aunque la relación nunca se concretara.

Y es que el mundo científico se ha tomado muy en serio el estudio de este tema. Sólo una cosa no ha podido descubrir aún: por qué una persona y no otra nos provoca ese bombardeo químico que nos vuelve locos (metafórica y literalmente). He allí el secreto y la magia de Cupido.

Fuente: Diario La Nación 14 de Febrero de 2003